A CULPA NON É DO CAN

Áreas de confinamiento

Cuántas veces hemos escuchado a alguna persona conocida contar que, después de un largo día (o de unas cuantas horas), ha llegado a casa y se ha encontrado con que su cachorr@ (o no tan cachorr@) ha destrozado las almohadas, ha mordido la pata de una mesa, ha tirado la basura y hasta se ha comido la pizza que tenía a descongelar… el pensamiento de «te devolvería, porque no puedo más» es habitual.

En otras ocasiones nos encontramos con bichines que hacen agujeros en la finca, destrozan macetas, se comen las plantas, hacen caminos que recorren de forma compulsiva y pensamos (human@s) : «pero , si tienes toda la finca para correr y jugar, ¿porqué me haces esto?» , y eso cuando no se ha » comido» el robot que siega la finca…

¿Qué pasaría si las personas tuviésemos que habitar una vivienda en medio de la ciudad , totalmente acristalada y sin ninguna intimidad? ¿ y si viviésemos en un escaparate, sometidas al escrutinio de las personas que pasan? , ¿descansaríamos en algún momento? ¿tendríamos la privacidad necesaria para poder relajarnos y descansar, física y mentalmente? .Seguro que no. Pues algo parecido pasa con nuestras mascotas caninas, que no son humanas, y cuyo comportamiento natural es ladrar, morder cosas, jugar bruscamente, perseguir lo que se mueve y comer todo lo que está a su alcance .

Recuerdo la primera vez que en #lobosdenaraio me recomendaron que mi Lola, una pastora alemana, viajase en un transportin en el coche para mejorar su seguridad; mi pensamiento fue «ni de broma encierro a mi perra en una jaula» pero, ya que quería educarla y hacer lo mejor para las dos, me dejé guiar. Mi sorpresa fue al llegar un día a casa y encontrarla durmiendo a «pata suelta» dentro del transportin en el garaje, lo cual me hizo dudar y reflexionar sobre el concepto «encerrar».

El perro doméstico necesita un área de relajación, donde pueda descansar sin tener que estar pendiente de todo lo que le rodea; necesita un área en la que le podamos dejar sin preocuparnos de que la casa y los muebles sigan enteros, dónde se encuentre cómodo y no ladre compulsivamente. En función del tiempo que tenga que estar en éste área puede ser un transportin, una jaula , un canil o una habitación y habrá que mostrarle y demostrarle que en ese lugar puede estar tranquilo.

Pero los perros necesitan juego, actividad y paseo; no hay finca ni área de confinamiento que sustituya nuestra responsabilidad como dueñ@s y guías.

Lola en sus primeros dias de transportin….

Amistades perrunas (y humanas)

Yo no tengo un perro especialmente sociable, tengo un perro que vive perfectamente en sociedad . Mi perro, en este caso perra, pasea sin problema con correa y sin ella y no se mete con nadie, pero no le gusta que la achuchen (en el sentido cariñoso de la palabra). Esta circunstancia puede ser generadora de pequeños conflictos porque, o bien ella o bien yo , podemos parecer muy bordes con perros o dueños especialmente amistosos.

Si un perro , sin que a ella le apetezca, se acerca con intención y ganas de entablar amistad y juego, el primer aviso es un simple «no quiero» (= mirada torcida, atravesada diría yo); el segundo es «déjame en paz» (= gruñido ligero), pero el tercero es un «largo de aquí» y este es un aviso bastante menos amable..

¿ Mi perra está mal enseñada o es mala? Para nada, si no le apetece socializar lo comunica.

¿Yo soy borde cuando digo «no te acerques» o la aparto? Nada más lejos de mi intención.

¿El perro amistoso tiene algún problema? Absolutamente ninguno ( el perro entenderá las señales enseguida).

¿Puede el dueño del perro excesivamente amistoso, o que confía en «con mi perro no hay ningún problema» tener un disgusto? Sí, porque igual mi perra o perro no está por la labor y si el perro y/o el dueño/a no lo entienden o no quieren entenderlo, podemos llegar al tercer aviso….

Si los humanos, por norma general, cuando vamos paseando no nos dedicamos a abrazar a las personas desconocidas que nos vamos encontrando por el camino ¿porqué queremos que nuestros perros lo hagan? #A culpa non é do can

Lucas y Thor

Un perro guardián

A mis 22 años nunca había tenido perro, es más, les tenía miedo y cuando me encontraba con alguno suelto me pasaba a la otra acera o daba la vuelta. Nos fuimos a vivir a una casa que estaba bastante sola y con finca así que ! había que tener un perro! pero…¿les teníamos miedo?!!!!!. Decidimos buscar asesoramiento (no existía en aquel momento #lobosdenaraio ) y acudimos a un criador que nos recomendó y vendió a una pastora alemana «tipo alfombra» (= súper pacífica, no ladraba, no se inmutaba por nada y dormía como un lirón) : nuestra Xía.

Xía fue fantástica durante sus 14 años de vida: una perra sin miedos, equilibrada, cariñosa con personas y (algo menos) con perros y con una facilidad para el aprendizaje innata. Salíamos a pasear todos los días, era una apasionada de los viajes en coche, jugábamos a la pelota (que había que tener dos para que te devolviese una ) y le encantaba dormir en el sofá o en la alfombra.

Era una perra muy sociable… Un día timbraron a la puerta de casa ( no a la de la finca) y yo, que estaba en la ducha salí con apenas la toalla pensando que alguna de mis hermanas se había olvidado algo, pero ¡oh sorpresa! me encuentro a tres personas que no conocía (eran testigos de Jehová) con ganas de charla y a mi perra sentada a su lado. Pregunta estúpida que les hago «¿cómo han entrado? con respuesta obvia «por la puerta», «pero ¿no vieron que había perro?» «sí, pero los animales saben que les queremos y que no les vamos a hacer daño, así que nos dejó entrar»….Y envuelta en una toalla y con cara de tonta les digo » ahhhh vale, pues gracias por la visita, pero comprobarán que estaba ocupada. Xía me hará el favor de acompañarles a la salida». Yo estaba convencida de que con esta despedida recuperaba algo de dignidad pero, si fuese posible, juraría que mi perra se echó unas risas…

Nueva etapa del blog

Hola!!

El blog «A culpa non é do can» entra en una nueva etapa y cambia de autores. Yago Ricoy, aunque anda por aquí, ha decidido pasarnos el testigo y nosotros lo hemos aceptado. Será diferente, pero esperamos que igual de interesante y divertido.

Mantenemos las publicaciones de Yago , ya que son parte fundamental del mismo y ,por supuesto, tiene hueco reservado para cuando quiera publicar y contarnos algo.

Nos hacemos cargo del blog Javier Sánchez (educador canino) y Menchu Iglesias .

Saludos y esperamos que sigáis disfrutando !!

No lo digo yo…

A menudo asumo una posición arriesgada en lo que respecta a mi credibilidad, al contradecir ante mis clientes a su referente fundamental en cuánto a la salud de sus cachorros se refiere: su veterinario. Normalmente la conversación tiene lugar cuando ya no hay margen para atajar el problema, porque me encuentro ya ante un perro joven con miedos aparentemente incompresibles para el neófito, que no encuentra causas objetivas en su origen. Sigue leyendo

Cuando mi mujer descubrió lo nuestro

54-cuando-mi-mujerEn el fondo siempre supe que acabaría por ocurrir. Era inevitable. Cuando la mentira se convierte en rutina se diluye la careta que separa el discurso de los actos. Se vuelve uno descuidado, permitiéndose el despiste en lo que antes era planificación metódica y prohibida. Las dobles vidas siempre acaban por confundirse. Sigue leyendo

Ser tonto en positivo

54-ser-tonto-en-positivo-iiAcabo de leer en el blog de una colega que «la dominancia no existe». Ahí es nada. Hemos pasado de alfatalibanes a integristas del buenismo. Una cosa es superar una teoría de la educación canina obsoleta en sus premisas y fea en la práctica, y otra negar realidades simplemente porque han sido la bandera y la piedra angular de dicha teoría. Sigue leyendo

Tú tienes la última palabra

tu-tienes-la-ultima-palabraAnte la explicación de cómo proceder en una determinada situación, y tras preguntar a los alumnos si habían entendido las razones para hacerlo, una alumna equivocadamente aplicada me contestó “no, pero yo hago lo que tú me digas, que eres el que sabe”. Esta respuesta constituye para mí un fracaso.

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Los guardianes de la moral

guardianes-de-la-moralHace poco conocí a una chica triste. Acomplejada y avergonzada de sí misma por no haber conseguido hacer de su perro la estrella popular y juguetona del parque canino. Los otros propietarios del recinto tachaban a su perro de insociable y malo; y le afeaban su incapacidad para controlar a su mascota. Su autoestima estaba muy mermada y vivía con desazón lo que creía una relación frustrada con lo que le habían enseñado a considerar un perro problemático. Sigue leyendo