Lo políticamente correcto contamina a menudo el discurso sobre una materia, ocupando con palabras amables el lugar que le corresponde al necesario punto de vista crítico. Es el caso de un mensaje que goza de gran aceptación entre los aficionados al perro, y que incluso se puede escuchar de boca de algunos profesionales: el que afirma que la raza del perro es nada o poco relevante para explicar la conducta y el temperamento de un perro, y de que todas las manifestaciones indeseables del comportamiento canino obedecen a carencias o errores en su educación. Sigue leyendo
La raza sí importa
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