Acabo de leer en el blog de una colega que «la dominancia no existe». Ahí es nada. Hemos pasado de alfatalibanes a integristas del buenismo. Una cosa es superar una teoría de la educación canina obsoleta en sus premisas y fea en la práctica, y otra negar realidades simplemente porque han sido la bandera y la piedra angular de dicha teoría. Sigue leyendo
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No quiero que mi perro me obedezca
Probablemente a todos o a la mayoría de nosotros nos gustaría tener una gran capacidad de control sobre nuestro perro. No se me ocurre ninguna razón, por ejemplo, para que no aspiremos a tener una llamada muy segura independientemente de la situación. Sigue leyendo
Cucurucho no te escucho
No sé porque alguna gente acude y paga a un profesional para no hacerle caso. Lo entendería si el caso se produjera en una única consulta y por descontento o insatisfacción no se volviera al profesional en cuestión. Pero lo curioso es que la gente vuelve, para repetir día tras día las mismas conversaciones, poner las mismas objeciones, hacer gala y causa de la misma ignorancia, y tirar su dinero y tiempo. Sigue leyendo
El castigo y la guerra
Hay una manera idónea de convertir a tu perro en tu contrincante: el uso del castigo físico y las técnicas de reducción de rango mediante la manipulación manual. En este caso no vamos a hablar de nuestras motivaciones personales (llámense éticas, ideológicas o sensibleras) para no recurrir con frecuencia a esta ¿herrramienta? Tampoco se trata ahora de suscribir los argumentos de reputados educadores y/o etólogos (O´Heara) que niegan la utilidad para el aprendizaje del castigo (que además no compartimos, sí consideramos que el castigo puede tener una función en el aprendizaje). Sigue leyendo
Reflexiones sobre la teoría de la dominancia IV: ventajas e inconvenientes
Lo expuesto hasta ahora nos lleva a considerar inapropiado el marco teórico de este enfoque. Una vez dicho esto, hay aspectos concretos que nos gustaría destacar en cuanto a los elementos que consideramos más negativos o erróneos. Posteriormente también destacaremos sus aciertos o ventajas. Sigue leyendo
Reflexiones sobre la teoría de la dominancia III: Alfas y dominancia
No puedo ser un alfa si no tengo una manada. Igualmente en esta entrega vamos a analizar este concepto que sigue presente entre algunos profesionales y muchos aficionados. En el marco teórico de este enfoque el alfa se equipara al ejemplar dominante. Esta dominancia implica la subordinación del resto de los miembros y se traduce en cuanto educación canina en la aplicación de los principios de reducción de rango. Estos son entre otros: volteo del cachorro seguida de su inmovilización panza arriba, pasar antes que él por las puertas, comer antes que él, no bordearlo ni pasar por encima cuando está tumbado (debe levantarse y apartarse de nuestro camino), no dejarle subir a a nuestra cama ni ocupar nuestro sitio en el sofá, etc. Sigue leyendo
Reflexiones sobre la teoría de la dominancia II: manadas y jerarquías
Siguiendo con la lógica de la Teoría de la manda, puesto que el lobo forma manadas, nuestros perros también lo harán, y las pautas sociales de las mismas serán las propias de los lobos. Por tanto el perro ve a su unidad de convivencia como a su manada, en la que existe una jerarquía piramidal en cuyo vértice superior se encuentra un “Alfa”.
Una historia triste
Hace años, durante el descanso del seminario de educación canina que cursaba en una gran escuela de la capital, vi en un campo de adiestramiento contiguo a un hombre trabajando obediencia deportiva con su perro. Era un ejemplar de pastor alemán, joven, de pelo no muy largo. Magnífico.
El perro me pareció muy diligente. A su dueño no. Le propinaba frecuentes tirones de correa con brío por entender que su desempeño no era el adecuado. En ocasiones no entender ciertas actitudes no me hace sentir ignorante, sólo a salvo. Sigue leyendo
Reflexiones sobre la teoría de la dominancia I: El origen del perro
El educador canino, como otros muchos especialistas, necesita un marco de referencia, un cuerpo teórico a partir del que comprender y desarrollar su trabajo. En casi todas las disciplinas que no constituyen ciencias exactas, suelen existir varios marcos de referencia a menudo con postulados opuestos y mutuamente excluyentes. Gran parte de mi formación ha estado durante mucho tiempo orientada a encontrar mi marco de referencia, una estructura teórica que explique qué es el perro, sus patrones fundamentales de conducta y de aprendizaje, y las bases sobre las que se asienta su relación con el ser humano. Nunca he querido adscribirme a una escuela por criterios ajenos a la técnica o a la (siempre eventual) verdad científica, y ello me ha llevado a cuestionar los distintos enfoques, y tratar de desmontarlos para, o bien descartarlos, o bien adscribirme a ellos con la convicción de mi elección no responde a juicios morales.